Para vivir decentemente, el ser humano necesita un determinado nivel de temperatura. La instalación de sistemas de calefacción en todos los hogares contribuye a satisfacer esta necesidad. Sin embargo, el uso de la energía eléctrica a gran escala tiene un impacto significativo en el medio ambiente. He aquí las diferentes manifestaciones y las posibles soluciones a esta secuela.
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El impacto directo de la calefacción eléctrica en el medio ambiente
La calefacción es un imperativo al que el hombre siempre ha tenido que someterse desde la noche de los tiempos. Con la evolución de los tiempos y de la ciencia, diversas técnicas le han permitido encontrar formas de hacerlo. A lo largo de los años se han introducido mejoras para garantizar la satisfacción de esta necesidad fundamental a largo plazo. El descubrimiento de la electricidad hace unos siglos estimuló la investigación. Hoy en día, una gran parte de los hogares utiliza un sistema eléctrico que no sólo es fiable, sino también eficiente. calefactor eléctrico para proporcionar a sus hogares el calor necesario para una vida confortable, especialmente en invierno. Desgraciadamente, este bienestar tiene una desventaja que dista mucho de ser brillante, ya que el uso de este sistema de calefacción genera un daño inimaginable al planeta.
El primer ejemplo concreto es el famoso radiador eléctrico que toda familia utiliza para crear una temperatura extra en su hogar. En efecto, desde la fase de fabricación hasta su uso, estos equipos requieren numerosas intervenciones que pueden perjudicar al medio ambiente.
Desde el material seleccionado para su fabricación, pasando por el procesamiento y el montaje, la creación de estos equipos implica a la electricidad en todas las fases de su fabricación. Además, su transporte hasta los puntos de venta, hasta su casa, también implica equipos que funcionan con combustibles fósiles o con electricidad.
Un radiador por sí solo puede parecer inofensivo en cuanto a su producción de contaminantes, todos los orígenes combinados (fabricación y transporte, en particular). Pero cuando se lleva al plano internacional, este valor se dispara literalmente, y los resultados se están notando con el cambio climático, que se vuelve más violento año tras año.
En correlación con el radiador, el sistema de calefacción también asegura su funcionamiento con la intervención de las centrales nucleares. El concepto ya no requiere ninguna demostración, ya que el funcionamiento de la energía nuclear sigue siendo el mayor riesgo ecológico conocido. Las explosiones de los reactores de Chernóbil hace unas décadas, así como la fusión de otro en Fukushima hace unos años, han pasado a la historia como un desastre ecológico.
A pesar de todas las medidas de seguridad y las normas medioambientales que se han establecido, estas centrales nucleares seguirán contaminando la atmósfera para proporcionar la energía necesaria para calentarnos. Por lo tanto, siguen siendo un riesgo potencial para el medio ambiente natural, sobre todo en caso de accidentes, o de obsolescencia, por no hablar de posibles ataques terroristas.
Otros impactos de la calefacción eléctrica
Además de estas degradaciones señaladas a nivel terrestre, el calentamiento eléctrico también provoca efectos nocivos en la atmósfera. El funcionamiento de un radiador, por ejemplo, provoca la emisión de muchos gases nocivos a la atmósfera. Algunos serían capaces de perforar la capa de ozono, sabiendo que la capa de ozono ya se está adelgazando considerablemente en la actualidad.
Para su información, la capa de ozono es una protección natural que impide que las radiaciones tóxicas del sol lleguen al planeta .
Además de estos compuestos que contribuyen a la destrucción de la capa de ozono, la calefacción también libera muchos gases de efecto invernadero, el más importante de los cuales es el dióxido de carbono o CO22. Al entrar en la atmósfera, el gas se convierte en un aislante que impide que el calor del sol reflejado en el suelo se escape al espacio.
Como resultado, este calor vuelve a la Tierra, con un efecto de aumento que los científicos denominan calentamiento global. Esto puede verse en el aumento del nivel del mar debido al derretimiento gradual de los glaciares polares.
Los diversos cataclismos naturales que se producen con intensidades cada vez más alarmantes, como los tsunamis y los terremotos, también justifican estos resultados.
En un contexto más humano, pero todavía relacionado con esta destrucción del medio ambiente, también hay que plantear la producción de monóxido de nitrógeno por parte de los sistemas de calefacción, aunque el sistema eléctrico sólo se vea afectado en menor medida. Se trata de un gas tóxico mortal que puede matar a una persona en muy poco tiempo.
Sus partículas atacan los órganos respiratorios, y las personas pueden morir por envenenamiento de óxido nítrico en sólo unas horas. Además, estas partículas permanecen en suspensión durante mucho tiempo sin disolverse. Dado que el ser humano forma parte del medio ambiente, las fugas incontroladas de este gas mortal producido por los sistemas de calefacción son otro impacto a tener en cuenta.
Posibles soluciones para reducir los efectos nocivos de la calefacción eléctrica
A la vista de los hechos, se están llevando a cabo numerosas investigaciones para mitigar los daños. La vuelta a la explotación de la energía natural está cobrando impulso, con diversos incentivos estatales para el uso de recursos renovables, como la energía eólica o la solar. Esta última es la más popular en este momento.
Sin embargo, sigue siendo necesaria una inversión importante, a pesar de las diversas ayudas puestas en marcha por el Estado y los organismos que trabajan en este ámbito. Además, la aplicación sigue requiriendo procedimientos más o menos complicados, tanto si se trata de una reconversión de un edificio para su renovación energética como de una nueva construcción.
Hasta que vea sus propias posibilidades, la mejor solución es empezar por cumplir con las obligaciones de revisar su sistema de calefacción primero. Si es necesario, proceda a una nueva instalación con productos naturales para la calefacción, como las calderas de pellets, por ejemplo.
Además, vuelva a revisar el aislamiento de su casa y ajústelo a la norma si es necesario. Una casa bien aislada consume poca energía eléctrica si no tiene previsto separarse inmediatamente de su radiador eléctrico. Sin embargo, este plazo no está muy lejos, y la adopción de un equipo más ecológico podría ser beneficiosa para usted a largo plazo, según su elección.