El nivel de calor retenido en cada habitación de una casa depende de varios factores. Por un lado, es posible que nunca se alcance el nivel deseado debido a un sistema de calefacción débil. Por otro lado, el consumo excesivo puede ser consecuencia de la utilización de un aparato demasiado potente. He aquí los fundamentos para calcular la potencia ideal.
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Haga su cálculo basándose en la calidad general de la vivienda.
Con el fin de optimizar el sistema de calefacción, el primer criterio a tener en cuenta es el estado general de la casa. De hecho, todo depende del sistema existente en cuanto a la instalación de calefacción, ya que el principio no se popularizó hasta principios del siglo XIX, y se revisó y corrigió completamente entre mediados y finales del siglo XX.
En cualquier caso, debe considerar una de las siguientes situaciones.
Por un lado, si su casa se encuentra en un edificio antiguo que data de la década de 1900, está claro que tendrá que considerar un calentador de espacio capaz de proporcionar una potencia considerable. De hecho, los edificios antiguos aún no se diseñaban y construían con el objetivo de poder hacer frente a los rigores del invierno, en aquella época, cada uno se arreglaba a su manera para mantenerse caliente cuando llegaba el momento.
Por lo tanto, en la actualidad, tendrá que invertir en un sistema de calefacción que pueda cubrir las imperfecciones de la construcción, especialmente en cuanto a la pérdida de calor.
En cambio, si vives en una casa catalogada como vivienda reformada, es más probable que puedas elegir un radiador mucho más barato, ya que es menos potente. Las casas renovadas han sido reformadas según normas específicas y, por tanto, ya están más avanzadas en términos de aislamiento.
De este modo, la eficiencia del sistema de calefacción puede verse afectada de forma más rápida y eficaz, con menos pérdidas que en un edificio antiguo y no aislado.
Por último, si su vivienda es de nueva construcción, sin duda se habrá sometido a las obligaciones impuestas por la ley RT 2012, relativas al aislamiento en general y al objetivo de la máxima reducción del consumo energético. En este caso, la noción de calefacción eléctrica eficiente ya no se refiere a la potencia del radiador en sí, sino a su eficacia y eficiencia. Cuando una casa está bien aislada, las pérdidas de calor tienden a desaparecer, y ya no es necesario invertir en un sistema de calefacción demasiado potente.
Considere la zona geográfica
Otro parámetro a tener en cuenta en el cálculo de la potencia del sistema de calefacción que se va a instalar tiene que ver con la ubicación geográfica. Ni que decir tiene que cada región vive según su propio clima, lo que lógicamente influye en la elección que debe hacerse para satisfacer sus necesidades de calefacción.
En una región cálida, está claro que la naturaleza contribuirá en gran medida a aportar suficiente calor a su hogar. Por lo tanto, no tendrá que invertir en un aparato demasiado potente, incluso si vive en un edificio antiguo. En el mejor de los casos, si ha construido una casa nueva que cumple las normas y tiene una exposición óptima, puede tener la suerte de poder prescindir de ella.
De lo contrario, para seguir plenamente las recomendaciones, puede instalar un sistema con la potencia mínima.
En una zona geográfica templada, todo dependerá de la definición de las diferentes partes técnicas de la casa, es decir, de su antigüedad, equipamiento y nivel de exposición al sol. También hay que ver su nivel actual de aislamiento, para determinar si necesita mucha potencia o si puede bastar con una unidad de calefacción auxiliar.
Por último, en un lugar frío, es obvio que necesitará una cantidad importante de energía para poder evolucionar con normalidad y dedicarse a sus asuntos con tranquilidad. El rendimiento se calculará en ese momento según los datos técnicos de su tipo de vivienda, y su configuración en cuanto al cumplimiento de las normas.
Elija según las características de cada habitación
El nivel de calor que se debe instalar en una casa depende principalmente del tamaño y el tipo de habitación que se va a calentar. Obviamente, lo ideal sería conseguir el mismo nivel de calor en todas las partes de la casa.
En realidad, siempre habrá variaciones de temperatura significativas, especialmente entre las habitaciones grandes, como el salón, y las zonas más pequeñas, como los dormitorios, o incluso las habitaciones pequeñas, como los baños o los aseos.
Para facilitar la instalación y la estandarización, tiene más sentido jugar con el número de unidades a instalar que elegir diferentes potencias. Es decir, es mejor instalar dos aparatos de potencia media en el salón y uno solo, siempre de la misma potencia, en el dormitorio, que instalar un aparato de alta potencia en el salón y otro de menor potencia en el dormitorio.
Así será más fácil encontrar el equilibrio general adecuado.
Cómo calcular la potencia
En teoría, los especialistas indican una necesidad de potencia media de 100 W/m² para una habitación correctamente aislada, basándose en una altura de techo estándar de 2,5 m. Sin embargo, puede obtener un resultado más preciso aplicando la siguiente fórmula en la búsqueda de la potencia ideal para su radiador.
La fórmula es la siguiente: P = V x C x X
P expresa la potencia necesaria para el radiador. V es el volumen de la habitación, que se obtiene multiplicando la superficie del suelo por la altura del techo.
C es el coeficiente de pérdidas, que varía en función del tipo de vivienda y del aislamiento. A título informativo, oscila entre 1 y 3, indicando 1 que es un excelente aislamiento y 3 que no lo es. X es la diferencia entre las temperaturas de referencia interior y exterior.
Aplicando esta fórmula, se obtiene que se necesitan 900 W para calentar una habitación de 37,5 m3 bien aislada en París: 37,5 x 1 x (19-[-5]) = 900W.