Sir James Dyson, fundador y responsable de Investigación y Desarrollo de la empresa del mismo nombre, anunció en 2017 la intención del grupo de entrar en el mundo del automóvil. El proyecto está a punto de hacerse realidad hoy, tras el anuncio oficial en 2018 de que Singapur será el lugar elegido para la planta de fabricación de vehículos de Dyson.
Si bien la estrategia comercial parece fácil de precisar en cuanto a la elección de este emplazamiento geográfico, el imperio construido a partir de la barredora aspiradora sigue manteniendo el suspenso en su máxima expresión. Todos los tecnicismos y otros detalles interesantes sobre la construcción del vehículo siguen estando celosamente guardados, y la información sólo se filtra.
Ya conocemos el principio del fundador del secreto bien guardado y la sorpresa tecnológica innovadora, cuyos valores demostró con todos sus productos. Por lo tanto, podemos esperar una novedad más allá de toda expectativa, al igual que el ingeniero con sus numerosas patentes e inventos nos tiene acostumbrados con sus antiguas creaciones.
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Singapur, una elección estratégica
El Centro de Investigación e Ingeniería de Hullavington acoge ya a los 400 ingenieros contratados y dedicados al proyecto del coche eléctrico de Dyson. Con varios millones de euros invertidos y varios más que se inyectarán en dicho proyecto, el fabricante se está dotando de los medios necesarios para lograr su ambición.
La más reciente es la declaración de aprobación por parte del consejo de administración del grupo de la construcción de su planta de fabricación de automóviles en Singapur, ciudad-estado a la que se trasladó la sede social a principios de 2021.
La elección de la ubicación de esta planta no es ni mucho menos fortuita. De hecho, Singapur es una puerta de entrada de primer orden al mercado asiático en general, y a China y Japón en particular, que representan un vasto mercado potencial para los coches eléctricos.
Japón, además, sigue asociado a la historia del desarrollo de Dyson, sabiendo que la primera aspiradora G-Force fue la carta de presentación del fabricante para hacerse un nombre en este archipiélago del Pacífico. Sin duda, también le valió a Dyson la notoriedad de la que goza hoy en día, gracias a los ingresos que pudo generar para desarrollar su imperio.
Proyectos de infraestructuras
Mientras que la planta de Singapur, actualmente en construcción, se utilizará finalmente para construir y ensamblar el coche eléctrico de Dyson, en el Reino Unido se están realizando importantes inversiones de capital. La compra de la antigua base de la Real Fuerza Aérea en Hullavington ha proporcionado alojamiento a 400 ingenieros.
Además, otro centro de investigación más antiguo, situado a pocos kilómetros de distancia, puede ser llamado a contribuir. Se espera que otros tres edificios que se están desarrollando en el mismo lugar estén listos en los próximos meses, tal y como indicó Sir James Dyson hace unos meses, hacia finales de 2018.
Además, podría considerarse la construcción de una pista de pruebas de 15 kilómetros.
En cualquier caso, el grupo tiene lo necesario para permitírselo, con un plan de inversión total estimado en más de 2.000 millones de euros para este proyecto de coche eléctrico.
Tecnología
Como es habitual, todo lo relativo a la técnica y a los detalles de su proyecto está clasificado como secreto. Sir James Dyson finalmente dio poca información sobre su proyecto en una entrevista con un diario en alemán en octubre de 2018.
Sin embargo, se han hecho varias observaciones clave sobre el diseño del vehículo. En primer lugar, el diseño: ya nadie duda, dada la apariencia que el fabricante pone en sus aspiradoras. La capacidad de conducir de forma autónoma será sin duda también una opción en la carrocería final del coche eléctrico de Dyson.
El grupo cuenta con un laboratorio de investigación y desarrollo en Singapur centrado en la inteligencia artificial, cuyos resultados podrían utilizarse en su nuevo material rodante. En un aspecto más físico, Dyson se centrará en la aerodinámica.
Basándose en la experiencia adquirida en los electrodomésticos sobre el comportamiento de los flujos de aire, podemos esperar ver una aerodinámica avanzada aplicada al nuevo concepto de vehículo. Por último, la mayor inversión en tecnología está en la batería.
Se invertirán más de 1.000 millones de euros en la investigación y el desarrollo de una batería de estado sólido, que Dyson defiende por su compacidad, potencia y durabilidad. También se promueven otras posibles soluciones, como la reducción de la contaminación y la reducción exponencial de los tiempos de carga.
Los estudios de los últimos siete años están llegando a su fin, y sólo se tarda unos minutos en recargar completamente una batería, en comparación con las pocas horas que tardan las baterías de iones de litio en la actualidad.
Mercado potencial
Con una inversión como ésta, y la primera incursión en el mundo del coche eléctrico, Dyson pretende entrar en el círculo muy cerrado del sector del automóvil y de los fabricantes convencionales. La reticencia inicial de Dyson a la hora de invertir en su sistema de captura de gases de escape diésel en la década de los noventa ya provocó algunas reticencias iniciales entre los fabricantes de automóviles convencionales y los fabricantes de coches, y está claro que mirarán con lupa cualquier evolución del proyecto actual.
Por su parte, Sir James Dyson habla de un concepto radical, y pretende mantener el rumbo para lograr el proyecto de empezar a comercializar su producto a partir del año 2021.
Para su primera librea, habla de un vehículo de alta gama, que contará con los últimos avances tecnológicos, de los que tiene el secreto, pero del que no ha dejado escapar ninguna pista aprovechable o reveladora. Sólo se ha destilado la información que ya se conoce y que no puede dejar ninguna estimación o anticipación sobre el potencial real de la novedad.
Además del modelo de gama alta, tiene previsto fabricar otros dos modelos dirigidos a un mercado más amplio, pero con la tecnología que tiene Dyson para sorprender e innovar.