Un uso que tiene más de medio siglo tiende a resurgir ahora, justo cuando el invierno está en pleno apogeo y se acerca la Navidad. A mediados de la década de 1960, una cadena de televisión estadounidense emitió un incendio en una chimenea en las pantallas de CRT en Nochebuena. El objetivo de ofrecer a los neoyorquinos la comodidad y el calor de una chimenea fue el motivo de este planteamiento. La operación recibió a cambio su cuota de reconocimiento y satisfacción. Hoy en día, el fenómeno está volviendo, y cada vez hay más adeptos a este método. Con las múltiples fuentes y la evolución de la tecnología, los consumidores ya no tienen que esperar a un canal de televisión para disfrutar de este pequeño momento de felicidad: ahora pueden encontrar el vídeo que les conviene buscando en Internet. ¿Cómo se explica el fuerte retorno de este fenómeno a principios del tercer milenio?
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Interpretación del fuego
Desde la prehistoria, además de representar un gran descubrimiento y un paso de gigante en la evolución de la especie humana, se han atribuido al fuego muchas otras virtudes. El fuego es una fuerza unificadora cuando, al atardecer tras la caza, los cavernícolas se reúnen en torno a un buen fuego para cocinar la carne, pero también para hablar y divertirse.
Para los menos activos -o los más cansados-, dejarse llevar por el sonido del suave crepitar de las llamas les permitía descansar y recuperarse tras los duros esfuerzos del día. El principio ha sobrevivido hasta nuestros días, ya que seguimos sintiendo las mismas sensaciones frente al fuego, durante una salida al campo o en una hoguera, por ejemplo.
La magia del vídeo
El ritmo diario que llevamos hoy en día difiere sin duda del de nuestros antepasados prehistóricos. El nivel de fatiga física y de estrés acumulado al final de la jornada tampoco es el mismo. Si los antiguos podían encender un fuego en modo real, la tecnología actual nos permite encender el nuestro de forma virtual, simplemente emitiendo un vídeo de un fuego en la chimenea en nuestro televisor, o simplemente en la pantalla de nuestro ordenador.
Contemplando esta imagen y escuchando el sonido de la leña quemándose, uno sólo puede sentir una ola de relajación en todo el cuerpo y una relajación de la mente.
Lejos de reproducir un efecto placebo, el funcionamiento de este principio parece explicarse por el hecho de que la visión de las llamas parpadeantes, combinada con la escucha de los sonidos crepitantes, desconecta nuestro cerebro de la realidad durante el periodo de visionado.
Así, provoca la creación de dopamina -la hormona de la felicidad-. En otras palabras, el fuego es un estímulo que hace que las neuronas relajen el cuerpo y la mente. La visión y el sonido del fuego devuelven al cerebro a su estado primitivo, en busca de calor, confort y seguridad, haciéndole olvidar las dificultades a las que se ha enfrentado a lo largo del día.
A su vez, libera la famosa hormona de la felicidad y el cuerpo se relaja.
Experimento científico e interpretación
Las explicaciones anteriores fueron probadas por un experimento científico realizado por el Dr. Lynn, un antropólogo de la Universidad de Alabama, Estados Unidos. Consistía en poner a un total de 226 personas adultas frente a una pantalla, para que vieran un vídeo de un incendio en una chimenea, con los efectos sonoros activados.
Se les tomó la presión arterial antes de comenzar el experimento, a medida que éste avanzaba y al final del mismo. Los resultados mostraron que los sujetos se relajaban cada vez más a medida que avanzaba el tiempo, y que su presión arterial descendía al final del experimento.
Además, ver las llamas parece haberles hecho más sociables. En conclusión, la luz parpadeante, los ruidos crepitantes, el calor y el olor a fuego (aunque ausentes en la sesión de vídeo) podrían asociarse, por tanto, a la relajación y la sociabilidad.
Volver a lo básico
Por ello, la experiencia ha demostrado que, aunque seamos tan evolucionados como hoy, seguimos conservando esas necesidades primitivas en nuestro interior. Suben a la superficie y toman el control cuando les damos la oportunidad de hacerlo. Un estímulo que representa esta vía es ver un vídeo de un fuego en la chimenea.
En realidad, el vídeo cumple la misma función que la meditación, cuyo objetivo es que el cerebro se concentre en el momento presente. Al mismo tiempo, el sonido del crepitar desconecta del peso del tiempo que pasa inexorablemente.
El resultado: una mente calmada y apaciguada, un cuerpo relajado y descansado, y una sensación de bienestar y seguridad, así como un deseo de prestar atención a los demás.
Adopción del método
Ahora que sabemos que la experiencia es positiva y que realmente aporta beneficios y alivio, entendemos mejor por qué el fenómeno de ver las chimeneas está resurgiendo. El enamoramiento no es el resultado de una simple influencia de la moda, sino un resultado real de los beneficios en nuestra vida actual.
Si tienes un Chromecast (televisor conectado directamente a Internet), puedes probar la experiencia y elegir entre las siguientes aplicaciones principales para mostrar una enorme chimenea en la pantalla de tu televisor :
– YouTube: puedes elegir entre vídeos de diferentes tamaños y duraciones que van desde unos minutos hasta varias horas, y personalizables con sonidos, música e incluso personajes.
– Google Play Music: haz clic en el menú para acceder a los ajustes, ve a «Funciones experimentales» y activa «Chromecast Fireplace». Prenderás el fuego cada vez que transmitas música en tu televisor a través de Chromecast.
– Netflix: tres opciones de fuego diferentes, fáciles de encontrar con sólo escribir «Chimenea».