El presupuesto anual de un hogar se reparte entre muchas obligaciones, una de las cuales es la calefacción. La calefacción es uno de los mayores gastos. Sin embargo, es posible ajustarlo y así reducir sus costes. Pero para poder ahorrar dinero, hay que tener en cuenta muchas cosas.
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Los diferentes tipos de sistemas de calefacción
Desde hace siglos, un sistema de calefacción central es obligatorio en las zonas residenciales para hacer frente a la dureza de la estación fría. Desde las antiguas chimeneas rústicas de eficacia aleatoria hasta el último sistema de calefacción central instalado en las construcciones recientes, los medios para mantener una temperatura correcta en el interior de la casa no han dejado de evolucionar.
El medio más básico de calefacción durante los meses de invierno sigue siendo el radiador. Debido a su tamaño, estos dispositivos convencionales producen calor para calentar un área pequeña a altas temperaturas. En contacto con el aire ambiente más frío, se obtiene una temperatura media aceptable.
Sin embargo, dependiendo del tamaño de la casa y de las dimensiones de cada habitación, suelen ser necesarios varios aparatos para calentar adecuadamente todas las estancias. Hoy en día, se han desarrollado nuevas técnicas, cada una con sus propias especificidades.
La primera técnica es el método de calefacción por convección, en el que el objetivo es calentar el aire ambiente para llevar el ambiente interior a una temperatura agradable. Esta técnica requiere, por un lado, un sistema de calefacción central potente y bien situado.
En segundo lugar, la calefacción de una habitación mediante un sistema de radiación consiste en enviar calor desde una fuente que produce calor en primera instancia. Entonces lo irradiará a su alrededor. Dependiendo de la potencia del aparato o equipo, el calor se distribuirá en un radio más o menos importante.
Por otro lado, la forma de aumentar la temperatura puede hacerse a través de las herramientas de producción de calor, más precisamente por acumulación. Es el caso de los calefactores con o sin inercia, cuyo principio es acumular el calor antes de redistribuirlo en la habitación donde se encuentran.
La gestión de la calefacción dentro de una casa también puede funcionar a bajas temperaturas.
Por último, un método actual consiste en difundir la alta temperatura a través de una gran superficie de producción de calor. Es el caso de las calefacciones de suelo o de pared, que hoy equipan ciertos edificios llamados económicos, cumpliendo normas específicas en esta carrera por limitar el consumo de energía.
En cualquier caso, todos estos métodos de calefacción requieren aparatos o instalaciones características. Pero la elección pesará en el plano de la inversión o en el contexto del uso, pero sobre todo en función de ciertas condiciones físicas y materiales.
Equipos y fuentes de energía
La chimenea representa el primer sistema de calefacción existente desde la Edad Media. Utiliza la madera como fuente de energía. El concepto se mantiene hasta hoy, aunque se han introducido mejoras para permitir una mayor eficacia. Entre ellas, el acoplamiento al sistema de caldera central, que ahora distribuye el calor obtenido a igual valor a todas las habitaciones de la casa.
Básicamente, la chimenea actúa más como un motivo decorativo, mientras que la caldera central recoge y luego transmite el calor producido en toda la casa.
En ausencia de una chimenea, la caldera sigue prestando su servicio y puede funcionar con varias fuentes, como los combustibles fósiles (fuel, aceite, gas, etc.) o la electricidad. Sin embargo, dado el precio de estos recursos, que no deja de aumentar, existen otros equipos como alternativa.
Sobre todo, hay una tendencia hacia la adopción de aparatos de energía verde, como la energía solar, que releva a un estufa de queroseno eficiente en la etapa de obsolescencia. Pero en cualquier caso, cada sistema tiene ventajas y desventajas, y conocer las posibilidades de cada camino le permitirá definir la inversión más económica a su nivel.
Ahorrar dinero en calefacción: las condiciones
Conseguir reducir el presupuesto dedicado a la calefacción requiere un estudio que cumpla ciertos criterios importantes.
La primera se refiere a su propia casa. Según la situación geográfica, no se necesitará el mismo aporte de calor en Marsella o en Lille. Además, también debe saber si el edificio que alberga su apartamento, o si su casa es de nueva construcción.
La respuesta le indicará si su vivienda cumple así los distintos requisitos relativos a las últimas normas exigidas en materia de aislamiento. Si no es así, aún tendrá que planificar algunos trabajos preliminares para ponerlo a punto, lo que le supondrá un coste adicional en su presupuesto provisional.
En otro contexto, la elección del sistema a adoptar también puede ser complicada. Puede adaptar una vieja chimenea para conectarla a un sistema de distribución moderno, adoptar aparatos adicionales para cada habitación o instalar una nueva caldera que alimente un suelo y una pared calefactados.
Pero el coste puede duplicarse fácilmente, o incluso más, dependiendo de la opción que le convenga a usted o a su casa.
Por último, más allá de la inversión, la elección de la fuente de energía que se utilice también desempeñará un papel importante en la búsqueda del ahorro de uso. En el caso de las energías fósiles, como el petróleo y el fuel, los precios suben lenta y seguramente, por no hablar de que son un factor contaminante y por el que no se beneficiará de ninguna subvención.
Los recursos convencionales, como la madera en troncos, pellets o astillas, podrían ser interesantes, pero requieren instalaciones de almacenamiento adicionales. En cuanto a la energía solar o eólica, el coste de la instalación sigue siendo muy caro a pesar de las subvenciones, pero permite beneficiarse de una carga casi nula durante su uso.
En esta fase, la solución ideal es realizar una simulación con profesionales de la energía, o simplemente acudir a Internet para encontrar un simulador. Dependiendo de su caso, podrá obtener el mejor asesoramiento sobre cómo ahorrar realmente en su consumo de energía.