La búsqueda de la comodidad es el sello del hombre. Para soportar el frío del invierno, se han fabricado calentadores. Hoy en día, existen muchos modelos con diferentes propiedades. Las estufas de leña y de pellets están entre las más populares del momento.
Pero también tienen variantes, cuya elección depende de cada uno. Es bien sabido que hay que investigar ciertas características para encontrar un artículo que satisfaga sus necesidades. Entonces, ¿qué criterios debe tener en cuenta a la hora de elegir su equipo?
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Recordatorio sobre la estufa de leña
Es un sistema de calefacción que se alimenta de madera, como una chimenea. Utiliza la combustión de troncos para aportar un suave calor a la casa. Está equipado con una chimenea en la que se quema el combustible, una carcasa que le da un bonito diseño además de actuar como difusor, y una conexión a la chimenea.
Según el modelo, funciona con troncos o pellets, un compuesto de serrín natural sin productos químicos.
A diferencia de las chimeneas convencionales, este equipo suele ser independiente de la casa. Por ello, se puede trasladar de un lugar a otro, teniendo en cuenta, por supuesto, el sistema de evacuación de humos. También destaca por su vertiente ecológica.
De hecho, está diseñado para emitir el menor número posible de partículas finas, especialmente si tiene un artículo de clase 7.
Concesiones a realizar
Por supuesto, la estufa de leña ofrece muchas ventajas, entre las que destacan la economía y la ecología. Sin embargo, tiene algunas limitaciones. Si tiene un ejemplar de tronco, por ejemplo, tiene que tener en cuenta que será necesario un lugar de almacenamiento.
De hecho, sigue siendo esencial poner la madera en un lugar donde esté protegida de la humedad para que se seque y arda correctamente. Y, a diferencia de un radiador eléctrico, es imprescindible alimentar la chimenea con electricidad regularmente para evitar que el fuego se apague.
Esto significa que hay que estar en la casa en todo momento para vigilar la estufa, lo que no es ideal para los que suelen estar fuera. Además, la estufa requiere un mantenimiento frecuente para eliminar las cenizas de los tubos y del fondo del hogar.
Por lo tanto, es necesario ensuciarse las manos para limpiarlo.
La ecología es lo primero
Al ser un producto natural, la madera es básicamente ecológica. No requiere ningún tratamiento o acondicionamiento antes de entrar en la chimenea para ser quemado. Este combustible suele proceder de una plantación sostenible y, por tanto, cumple las normas de la NF sobre leña.
Como resultado, la estufa emitirá un balance neutro de carbono cuando se ponga en marcha. De hecho, la emisión de CO22 es bastante baja y esta molécula es captada por los árboles en crecimiento para apoyar la fotosíntesis.
Se han introducido mejoras tecnológicas en los aparatos recientes, lo que permite minimizar las emisiones de CO22 sin reducir el confort térmico.
Automatización de la estufa de pellets
La comodidad es un punto clave a la hora de elegir un calentador. En el caso de la estufa de pellets (aquí están nuestras principales ejemplos), una de sus mejores bazas es su automatismo. Está programado para encenderse y apagarse a horas determinadas. Así, también puede definir una franja horaria para el calefactor, garantizando un ambiente cálido cuando llegue a casa por la noche después del trabajo. Además, todos los ejemplares disponen de un depósito de almacenamiento de pellets que garantiza un máximo de 48 horas de autonomía. El combustible se vierte de forma automática, uniforme y gradual en la chimenea para alimentar el fuego, evitando así que se apague.
¿Cómo se determina la potencia calorífica necesaria para su vivienda?
A pesar de todas las cualidades de la estufa de leña, tanto si se utiliza un modelo de leña como de pellets, es importante saber calibrar la potencia del aparato para obtener un rendimiento óptimo. Por lo tanto, se recomienda una visita técnica de un profesional para conocer con mayor precisión el tipo de material necesario.
Por supuesto, puedes hacer una estimación aproximada por tu cuenta. Para ello, primero hay que determinar la superficie total de la casa o habitación que se va a calentar, así como la altura del techo. Multiplicando los datos recogidos, se obtiene el volumen (V) en m3.
A continuación, es necesario conocer el rendimiento térmico (G) de las piezas, que depende totalmente de las normas de aislamiento y construcción del edificio, según el año de fabricación. A continuación, debe seleccionarse la temperatura ambiente (Ti) que haga que todos los residentes estén cómodos.
Y por último, está la temperatura de referencia (Te) de la región en la que se encuentra su vivienda.
Una vez que tengas toda esta información, sólo tienes que aplicar la siguiente fórmula: Potencia (P) = V x G x (Ti – Te).
Insista en la etiqueta
A la hora de elegir un equipo de combustión de leña, es fundamental conocer su eficiencia. Es la relación entre el porcentaje de combustible utilizado y la potencia calorífica. Por término medio, una estufa de leña ofrece una eficiencia mínima del 70%, frente al 85% de un modelo de pellets.
Esto significa que el 70% del combustible colocado en el hogar de la primera estufa da calor y el 30% se pierde, mientras que la segunda estufa utilizó el 85% de su contenido de forma provechosa, frente a un déficit del 15%.
Para garantizar que el producto adquirido sea lo más eficaz posible, hay que insistir en la etiqueta Green Flame. Esto se presenta bajo un sistema de estrellas, de las cuales 5 es la más baja y 7 la más óptima. La eficiencia, la emisión de monóxido de carbono y el nivel de polvo dependen totalmente de este criterio.
Si desea comprar una estufa de leña respetuosa con el medio ambiente, lo mejor es optar por la más eficiente. Sin embargo, si tu presupuesto es ajustado, siempre puedes optar por un producto de calidad media.