La demanda de energía aumenta constantemente. Al explotar los recursos minerales de la Tierra, nos arriesgamos a causar más daños e incluso a poner en peligro las condiciones de vida de nuestros futuros hijos. Recurrir a las energías renovables es, por tanto, la solución adecuada para preservar lo mejor posible nuestro medio ambiente.
Estas riquezas existen ad infinitum y no pueden agotarse. Con la esperanza de aprovechar este recurso, los investigadores suecos llevan 18 años centrados en el estudio de un fluido molecular capaz de almacenar energía solar.
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Una excelente fuente de energía renovable
El sol produce energía abandonada. Desde hace décadas se trabaja para conseguir una tecnología capaz de procesar y explotar eficazmente lo mejor de esta estrella. Sin embargo, por muy abundante y renovable que sea, esta energía no se puede almacenar.
Nuestros paneles actuales sólo sirven como catalizadores que transforman directamente la materia, y no pueden conservar la energía recogida.
La industria solar se enfrenta a este problema a diario. La investigación está avanzando y ha dado resultados convincentes. Científicos suecos han desarrollado un fluido molecular capaz de almacenar este recurso durante 18 años. Se llama combustible solar térmico.
Jeffrey Grossman es uno de los ingenieros que trabajan en este campo. Trabaja en el MIT y dijo a NBC News que el combustible térmico solar es muy parecido a una batería recargable, salvo que en lugar de electricidad, se alimenta de la luz solar.
La revolución que supuso este fluido molecular
En los últimos años, los paneles (esta es nuestra lista de los mejores productos) han florecido bien a nuestro alrededor. Se pueden encontrar aquí y allá. Sin embargo, esta tecnología sigue siendo inaccesible para la mayoría de la gente debido a su coste y a la gran instalación que genera su funcionamiento de alta intensidad. La dificultad de almacenar la energía renovable de esta estrella representa un gran obstáculo para el uso de este sistema. El uso de este combustible térmico puede cambiar las reglas del juego y provocar un cambio crucial en el planeta.
Para África, este invento representa una gran oportunidad que podría revolucionar las condiciones de vida de todos. Durante un año, el país tiene una media de 325 días de sol. Las estadísticas muestran que cada kilómetro cuadrado de tierra en África se beneficia anualmente de la energía solar, lo que equivale a entre 1 y 1,5 millones de barriles de petróleo.
Con esta tecnología, el planeta puede aprovechar este hallazgo. Explotando 500 km² del desierto del Sáhara con paneles equipados con este fluido se conseguiría abastecer de electricidad a todo el mundo. Una vez resuelto el problema del almacenamiento de energía, el uso de la energía solar a gran escala constituiría una solución revolucionaria en términos económicos, sociales y ecológicos.
¿Cómo funciona?
Este combustible solar térmico se traduce en una molécula en forma de líquido. Los científicos de la Universidad Tecnológica de Chalmers, en Suecia, llevan más de un año trabajando en él y tratan de mejorarlo al máximo. Varios átomos forman esta célula: carbono, hidrógeno y nitrógeno.
En contacto con la luz solar, la composición química de sus partículas se reordena. La fórmula bruta se transforma en una fórmula estereoquímica con diferentes propiedades físicas y biológicas. Esto se llama isómero. Este derivado se traduce en una nueva versión energizada de los átomos y se presenta en forma de fluido.
La energía solar se conserva entre los fuertes enlaces químicos del isómero. Se conserva allí incluso después de que la molécula se haya enfriado.
¿Cómo se puede aprovechar la energía contenida en el isómero?
Cuando llega la noche o el invierno en el que la estrella se oculta, entonces es necesario volver a este recurso almacenado. Para ello, nos dirigimos al fluido. Un catalizador simplemente lo absorbe y devuelve las partículas a su forma inicial.
La energía almacenada en la fórmula se libera así en forma de calor. En consecuencia, este descubrimiento podría suponer un cambio radical en el mundo de la calefacción doméstica. La energía cosechada durante el verano puede aprovecharse en invierno.
Jeffrey Grossman ha repasado varias veces el funcionamiento de esta nueva tecnología.
Las pruebas confirman su eficacia
Para confirmar el rendimiento positivo de este nuevo invento, se instaló un prototipo del sistema energético en el tejado de uno de los edificios de la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia). Este sistema comprueba el funcionamiento y la eficacia del fluido.
El efecto esperado se está demostrando e incluso ha atraído el interés y la atención de posibles inversores.
La estructura que explota este recurso consiste en un reflector cóncavo con un tubo colocado en su centro. Para aprovecharlo al máximo, el aparato sigue el movimiento de la estrella, actuando así como una antena parabólica. El conjunto funciona de forma circular e interdependiente.
El combustible bombea la energía solar a través de los tubos transparentes. A continuación, se calienta con la luz solar y se transforma en un isómero que capta el calor en su interior. Para aprovechar esta fuente, un catalizador especial filtra el líquido y lo transforma en la forma original de la molécula.
La energía que se desprende de este proceso podría ser aprovechada por el sistema de calefacción del hogar.
¿Cuáles son las perspectivas de este producto?
Como el dispositivo no genera emisiones de dióxido de carbono, sigue siendo respetuoso con el medio ambiente. Este fluido constituye entonces una nueva esperanza para un futuro respetuoso con el medio ambiente. Sin embargo, este avance está todavía en fase de pruebas. Las mejoras siguen en curso.
Según Moth-Poulsen, se han hecho muchos avances vitales. Ahora tienen un sistema de energía verde que funciona continuamente 7/7 días a la semana. Y aunque todavía tienen mucho trabajo por delante, ya es un gran salto que les da confianza en el futuro.
Así que, si todo va bien, la herramienta podría estar en el mercado dentro de 10 años.