¿Por qué cansa el calor?

Porque cansa el calor

El sol brillante en un cielo azul, sobre un hermoso paisaje, siempre parece una hermosa postal. Pero en el contexto humano, esta belleza natural puede ser fatal. Mantenerse caliente es un requisito previo para la buena salud. Pero como cualquier exceso, demasiado calor puede cansar.

El cuerpo, un regulador natural del calor

Para cualquier persona de constitución normal, el calor corporal se sitúa en torno a los 37 grados centígrados. Todo el cuerpo trabaja constantemente para mantener esta temperatura estable, lo que ayuda a mantener la salud. En función de su nivel y de la intensidad de sus actividades habituales, el organismo asigna la cantidad adecuada de energía para garantizar el mantenimiento de esta condición en todo momento.

Por supuesto, esta temperatura puede aumentar cuando se trabaja más de lo habitual, por ejemplo, durante el ejercicio físico. Por el contrario, también puede bajar cuando está en reposo, especialmente en un ambiente bastante frío. En cualquier caso, su cuerpo sigue trabajando para mantener la temperatura corporal estable.

En caso de exceso, su tarea es bajarla; en caso de falta, se encarga de subirla para mantener esta referencia de 37°C.

En el caso de una ola de calor, el cuerpo, que ya se encuentra a este nivel de temperatura normal, experimenta entonces un exceso de calor. Como cuando haces un esfuerzo extra durante una competición deportiva, por ejemplo, te sientes cansado después del esfuerzo. Lo mismo ocurre con el cuerpo.

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El sistema de refrigeración de la carrocería funciona de forma óptima cuando la temperatura ambiente oscila entre 17 y 23 °C. Por encima de esta temperatura máxima, debe trabajar más para mantener su calor corporal a 37°C y evitar que supere el umbral crítico.

Como resultado de este esfuerzo continuo, el cuerpo puede llegar a sus límites y se lo hace saber transmitiendo esta sensación de cansancio.

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Concentración de energía para la refrigeración

Cuando el calor corporal aumenta, el cuerpo debe tomar las medidas adecuadas para regular la temperatura. A diferencia del funcionamiento normal, que sólo utiliza la energía dedicada a este fin, trabajar para bajar una temperatura excesiva requiere entonces energía adicional.

Con el aumento del calor, el cuerpo reacciona de dos maneras para intentar volver a una temperatura normal. Por un lado, el corazón bombea más sangre a los vasos de la superficie de la piel. A medida que el flujo aumenta, transporta parte del calor interno al exterior, permitiendo que el cuerpo se enfríe.

Por otro lado, entran en juego las glándulas sudoríparas situadas bajo la superficie de la piel. Bajo el efecto del calor, producen un líquido cargado de sales minerales que se evaporan al contacto con el calor en la superficie de la piel.

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Este fenómeno de evaporación permite el enfriamiento en la superficie. Estas dos acciones combinadas permiten entonces reducir significativamente la temperatura del cuerpo, que se eleva bajo el efecto del calor circundante.

En el procedimiento normal, el cuerpo tiene el suministro de energía dedicado a esta función. Pero cuando la temperatura se vuelve excesiva, este suministro normal de energía ya no es suficiente. Los órganos a los que se pide apoyo deben entonces extraer esta energía adicional de donde sea que puedan encontrarla.

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Una gran parte de los recursos del cuerpo se movilizará entonces para combatir este aumento de la temperatura, y este cambio de uso también puede explicar la sensación de fatiga que se experimenta.

Modo de funcionamiento en espera de los órganos más débiles

El cuerpo humano está compuesto por varios órganos, cada uno de los cuales realiza una función vital específica. Pero cuando la movilización general exige una acción contra el calor, los órganos más débiles o más pequeños serán los primeros en ser liberados de la energía necesaria para su buen funcionamiento.

A continuación, se pondrán en espera para permitir que los reguladores térmicos naturales trabajen al máximo durante el tiempo necesario para combatir el exceso de calor que usted padece.

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Sólo cuando se alcance el límite y estos órganos en espera reclamen lo que se les debe para poder volver a funcionar, el calor aumentará aún más. Se producirá entonces una especie de círculo vicioso, y al igual que un cortocircuito que gasta energía en una instalación eléctrica, la pérdida de energía se manifestará en una sensación de fatiga. Por supuesto, puede ayudarse con un buen ventilador de pie para combatir el sobrecalentamiento. Sólo que, si persiste, la fatiga será cada vez peor.

A largo plazo, los órganos a los que no se les suministra energía acaban atrofiándose, lo que conduce a una situación dramática. De hecho, cuando un órgano no funciona con normalidad, las consecuencias psicosomáticas no tardarán en llegar, además de la sensación de fatiga que sentirás cada vez más.

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Sobreexplotación de elementos minerales esenciales

Además de este funcionamiento alternativo de los órganos y el consiguiente gasto de energía, hay otros factores que pueden explicar la sensación de fatiga que sientes. Cuando las glándulas sudoríparas evacuan la transpiración, una gran cantidad de sales minerales se eliminan durante la evaporación, junto con el agua.

Por eso es importante beber mucha agua cuando hace calor. La transpiración elimina rápidamente una gran cantidad de agua del cuerpo, y si no se repone esta pérdida con la misma rapidez, puede producirse una deshidratación en pocas horas, con todas sus consecuencias perjudiciales.

Al mismo tiempo, los elementos esenciales del cuerpo también son consumidos en grandes cantidades por el sistema de regulación de la temperatura, que está trabajando a pleno rendimiento en un intento de recuperar la estabilidad.

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Además, al sudar, no sólo se pierde agua, sino también gran parte de las sales minerales del cuerpo. Si no reaccionas rápidamente para compensar esta carencia, la sensación de fatiga se volverá crónica, e incluso puedes llegar a un punto de no retorno.

Para mantenerse en plena forma durante el tiempo de calor, manténgase correctamente hidratado.

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